Muy numerosas son las representaciones simbólicas asociadas con el arquetipo del ternario. De todas ellas, quizás la más simple y esquemática es el triángulo, al que los griegos llamaron “diosa de la geometría” por ser la primera de las figuras geométricas cerradas (ningún área limitada por líneas rectas puede tener menos de tres lados). El triángulo tuvo significación sagrada en la tradición y en el ritual religioso de muchos pueblos de la tierra, como un símbolo de la divinidad trinitaria. Es por eso que en casi todas las lenguas latinas el nombre de Dios empieza con la letra “D”, correspondiente a la delta del alfabeto griego que es un triangulo. Del nombre del dios Zeus escrito con esta letra por los nativos de Boecia deriva el Deus (dios) de los latinos. El caracter chino tsi, dibujado también como un triángulo en la antigüedad, interpretaba una noción de unión y armonía y se le tenía como símbolo de la Gran Tríada china. Emblema de la trinidad para los hindúes y budistas, el triángulo tuvo también la misma significación sagrada para los egipcios desde remota antigüedad. Los sacerdotes de sus templos solían bendecir a los fieles juntando dos dedos y el pulgar para formar un triangulo, como todavía hoy se acostumbra en algunas iglesias cristianas.
Uno de los exponentes más notables del simbolismo geométrico es el triángulo rectángulo. Comprensible es la mención legendaria en versos de un poeta jónico: “Cuando Pitágoras hubo descubierto la célebre línea, ofreció (a los dioses) un gran sacrificio”. Según la tradición francmasónica, el teorema del triángulo rectángulo le fue enseñado a Pitágoras por sacerdotes egipcios. Era conocido por los babilonios 2,000 años a. de C. Se trata de una figura basada en el ángulo recto y de tres lados desiguales: la perpendicular de valor 3, la base de valor 4 y la recta que los une (hipotenusa) de valor 5. Si se suman los cuadrados de los primeros (catetos) el resultado será igual al cuadrado de la hipotenusa. Catetos: 3x3 = 9, 4x4 = 16, y 9+16 = 25; hipotenusa: 5x5 = 25. El ángulo recto, encuentro de la vertical (activo: energía, acción) con la horizontal (pasivo: inercia, resistencia), representa el encuentro de dos contrarios opuestos (no su unión, como sería la cruz), pero aún más aquí por ser ambos catetos desiguales, de tamaño diferente, propiedad única de este triángulo. La hipotenusa realiza la unión y síntesis de los catetos en el extremo opuesto del ángulo recto. El ángulo tiene significado constructivo (como la escuadra). La hipotenusa simboliza esta acción constructiva sintetizando en su cuadrado los cuadrados de los dos catetos. Dice Plutarco: “Los egipcios imaginaban el Mundo bajo la forma del más bello de los triángulos… Platón parece haberlo empleado como símbolo de unión matrimonial” (Sobre Isis y Osiris, VIII, 4). Ningún triángulo, en suma, reúne las características de este triángulo excepcional, exponente y símbolo del orden dialéctico de la realidad.
Los objetos formados de tres partes, como el trípode o el tridente, se han empleado también como símbolos asociados al ternario. Sobre el trípode sagrado de Delfos proclamaban los oráculos en Grecia la voluntad de los dioses. El templo de Delfos estaba dedicado a Apolo y el trípode se convirtió en un símbolo de la presencia del dios. El tridente, arma del reciario romano, es un emblema de Neptuno (dios de los océanos, a los que puede agitar o calmar), del dios hindú Shiva (el transformador del mundo y destructor de todas las apariencias) y de Satán. Símbolo de dominación y poder, el tridente se hace derivar de la cruz, una cruz deformada para darle agresividad. Se trata de una inversión trinitaria, como las tres cabezas del demonio Azi Dahaka iraní, del Cancerbero o de la Hécate triforme griegos, una reflexión negativa del dios trino y uno. Las representaciones tricéfalas son quizás las expresiones más importantes usadas para indicar un triple dominio emanado de un solo centro. Puede decirse que manifiestan tres estados diferentes de un mismo ser. Es la unidad inseparable de triple forma, y por lo tanto, también un símbolo de la tríada divina.
La tiara o triple corona es asimismo la representación de un poder triple unificado. Portarla fue privilegio de los grandes reyes persas, significando el número de sus reinos y la totalidad de sus poderes. El papado romano la adoptó a fines de la Edad Media como emblema de su reinado sobre las almas, los estados romanos y los demás estados de la tierra, concentrando todo este poder en la cabeza del Jefe de la Iglesia. En los dominios de la superstición y de la magia, nada resulta válido, eficaz o significativo, si no viene expresado a través de una serie ternaria. Así, la repetición de un tercer evento se asocia indistintamente a las acciones o a los sucesos buenos o malos, con carácter coercitivo. También se teme que si un accidente ocurre, será seguido por otros dos en un corto plazo: “no hay dos sin tres” reza una expresión común. El trébol, por su forma ternaria, era considerado por los druidas una planta sagrada a la que se le atribuía gran eficacia contra los conjuros. La mala suerte que la superstición atribuye al hecho de pasar debajo de una escalera, se debe a la creencia en la acción sacrílega que supone no respetar o romper una estructura triangular.
En el orden numérico, el 3 es la resolución del conflicto generado por el desdoblamiento de la unidad en el 2. Como síntesis de ambos, el 3 mantiene del 2 su pluralidad y del 1 su cualidad indivisible –es número impar–.Trasciende la tensión polar del principio binario estableciendo el equilibrio dinámico de los contrarios. El 3 es por ello la estructura del orden interno de cualquier unidad concebida como totalidad, de todo aquello que existiendo en el espacio y en el tiempo es tridimensional y deviene necesariamente en principio, medio y fin. El ternario surge así como el arquetipo de una integración necesaria, de una limitación y un ordenamiento impuestos a la dispersión de lo múltiple. Es la unidad perfeccionada y reintegrada, principio rector de la multiplicidad y expresión de un orden en el universo y en el hombre.
V. Libro El Lenguaje de los Nùmeros