A los 35 años de edad y después de un largo peregrinaje en su incansable búsqueda de la verdad, Siddharta Gautama (Buda) regresó a su lugar de nacimiento y reposando bajo la higuera de un árbol, hoy conocido como el árbol de Bodhi (de la Iluminación), tras largas meditaciones alcanzó la gran Iluminación. Había nacido en Kapilavastu, al norte de la India (junto a la frontera sur de Nepal), el 8 de Abril del año 563 (a. de J.C.).Recibió al nacer el nombre de Siddharta (el que ha cumplido su propósito), pero su nombre familiar era Gautama. Solo más tarde, y después de recibir la gran Iluminación, fue conocido con el nombre de Buda. Su personalidad dejó una huella indeleble en la historia de la humanidad. “Era el modelo perfecto de calma y dulce majestad, de ternura infinita para todos los que viven y de compasión para todos los que sufren, de perfecta libertad moral exenta de todo prejuicio” (Barth). Más que una mera revelación o una alusión a lo sobrenatural, su enseñanza apeló al razonamiento y la experiencia, al análisis psicológico –como lo calificaríamos hoy día–. La vida del hombre es considerada sin referencia alguna a un yo permanente. La mente es solo una parte del cuerpo, un compuesto de energías mentales. El individuo es una serie de estados mentales, una corriente de ideas que fluyen continuamente. Todo lo que somos es el resultado de los que hemos pensado. Su mensaje fue de benevolencia universal, de amor hacia todos. Nunca en este mundo se vence el odio con el odio, el odio cesa con el amor. El hombre debe dominar la ira con la bondad, el mal con el bien. Se puede vencer a mil hombres en una batalla, pero el que se conquista a sí mismo es el más grande vencedor. A sus 80 años, Buda realizó su último viaje al bosque Sala (cerca de Kusinara). Sintiendo próximo su fin, se despidió de sus discípulos que le rodeaban con estas palabras: “Buscad la salvación solo en la verdad… la decadencia es inherente a todas las cosas. Trabajad con diligencia por vuestra liberación”. Falleció el 15 de Febrero del año 483 (a de J.C.).
La esencia de la doctrina budista se sintetiza en las cuatro nobles verdades que Buda declaró en su primer sermón, el sermón de Benarés. Estas verdades son las siguientes:
l. La Noble Verdad de la omnipresencia del dolor. Todo viviente padece por estar sujeto a un perenne cambio y sentirse bajo la amenaza de 3 grandes calamidades: la enfermedad, la vejez y la muerte. Y no muere sino para volver a nacer una y otra vez (la reencarnación, o doctrina de la metepsicosis que dominaba en la India de su tiempo).
2. La Noble Verdad de la causa del dolor El padecimiento tiene su origen en el deseo, la concupiscencia, el ansia inagotable de deleites sensuales y la perduración de la existencia. La raíz última de esta sed es la ignorancia.
3. La Noble Verdad de la cesación del dolor por la eliminación de su causa. Esta emancipación del deseo se logra mediante la sabiduría, que se cifra en el axioma: lo causado tiene que dejar de existir. Cesando el desear, cesa el padecer. Efímeros y solo aparentes son los objetos del deseo, y el yo, sujeto al mismo. Quien lo comprende, destruye en sí el deseo mismo.
4. La Noble Verdad del método que conduce a la extinción del dolor, el Noble Óctuple Camino, Este camino es la senda media, el sendero práctico y razonable que evita los dos extremos de la complacencia y la mortificación y lleva a la paz del espíritu, a la Sabiduría más alta y a la plena Iluminación o Nirvana. El término Nirvana significa literalmente “extinción” y consiste en la despersonalización o estado de perfecta quietud y pureza, preludio en esta vida del paranirvana o cesación final de renacimiento. Los elementos que componen los ocho senderos de este Noble Óctuple Camino se dividen, tradicionalmente, en tres categorías básicas: (1) Sabiduría o discernimiento, (2) Moralidad o virtud y (3) Entrenamiento de la mente.
SABIDURIA. (Entendimiento y comprensión de las 4 Nobles Verdades –entender el sufrimiento, su origen y extinción–).
1, Recto conocimiento (base o fundamento para dar término a los pensamientos y prácticas insanas).
2. Recta intención (motivación para canalizar correctamente el pensamiento y obtener la libertad interior).
MORALIDAD O VIRTUD (Condición ética, base o fundamento para dar término a los pensamientos y prácticas insanas).
3. Recta expresión verbal (no mentir, no calumniar, hablar con la vedad).
4. Reta acción (actuar correctamente, en forma pura, honesta, pacífica)
5. Rectos medios de vida (ganarse la vida de manera correcta)
ENTRENAMIENTO DE LA MENTE (Concentración, meditación, disciplina mental).
6. Recto esfuerzo (mantener la mente libre de pensamientos que puedan perjudicar la realización de los demás elementos del Noble Camino –el esfuerzo correcto en psicología cognitiva está relacionado con la intencionalidad–.)
7. Recta atención consciente (mantener la mente en el instante presente, en el ahora)
8. Recta meditación (en las realidades básicas de la vida).
El Noble Óctuple Camino prescribe una disciplina mental, especialmente en sus tres últimos aspectos. Se relaciona con la psicología cognitiva y es un intento por cambiar patrones de pensamiento y conducta. Todos los estados tienen su origen en la mente, que es su fundamento y su creación. Si se habla o actúa con pensamiento impuro (percepción contaminada), seguirá el sufrimiento. Si se habla o actúa con pensamiento puro (percepción tranquila), la felicidad seguirá como una sombra que jamás se abandona. El simbolismo budista representa el Noble Óctuple Camino con la rueda del dharma (ley, verdad, orden), un círculo integrado por 8 rayos equidistantes.
“Hasta ahora”, dijo Buda “mi intención y saber no eran lo bastante claros respecto a estas verdades. Hasta ahora, no había alcanzado la plena intuición de esta sabiduría insuperada en los cielos y en la tierra, entre los de la raza de los Brahmines, dioses u hombres. Esta intuición y sabiduría ha surgido del interior de mi alma. Inmutable es ya la emancipación de mi corazón. Esta es mi última existencia. No habrá reencarnación para mí.” Buda predicó su doctrina de la compasión durante cuarenta y cinco años. Recorrió todo el Nordeste de la India impartiendo sus enseñanzas sin distinción de castas, títulos, posesión o sexo. Los conversos aumentaron rápidamente y llevaron su mensaje a todas partes. Buda les instruyó así: Seguid vuestro viaje… para provecho de muchos, para la felicidad de muchos. ¡Tened compasión del mundo… para la dicha y la gloria del género humano! Proclamad la doctrina, hermosa de principio a fin.