La evaluación astrológica de los eventos históricos fundada en una cronología conocida con exactitud, nos permite confirmar el valor inestimable de las correspondencias sincrónicas que fundamentan la Astrología. Nos brinda asimismo la oportunidad de profundizar en el contexto en que los hechos ocurrieron. En la historia política de México, uno de los eventos dramáticos que más conmovieron a su población fue el asesinato del presidente Alvaro Obregón el 17 de Julio de 1928.
Obregón nació el 19 de Febrero de 1880. Desconociendo la hora exacta de su nacimiento tenemos que basarnos solo en las posiciones zodiacales de sus indicadores planetarios para evaluar su personalidad. Dos configuraciones destacan de manera significativa en su carta astral: un trígono de Venus con Plutón (con orbe de 1°) y una poderosa Cuadratura en T formada por la oposición que el Sol y Mercurio conjuntos forman con el planeta Urano, estando ambos extremos de la oposición en cuadratura con Marte (v. horóscopo adjunto). El trígono de Venus con Plutón es la carta de triunfo del general revolucionario, ya que vincula en forma armoniosa su decisión y capacidad de mando (Plutón) con su congenialidad y empatía hacia las personas (Venus). Es el factor carismático de su éxito político y social. La Cuadratura en T, en cambio, proyecta el lado duro y combativo de su personalidad, su cualidad dinámica pero a la vez también flexible (los tres extremos de la configuración en signos mutables), y Marte, como punto focal del conjunto, situado en el versátil signo de Géminis. Esta cuadratura contiene también el amago de una vida ensombrecida por signos de violencia (Marte cuadratura Urano), de la ejercida sobre otros y de la que el propio nativo debe soportar de los demás.
El momento de la toma de posesión de la presidencia por el general Obregón es también ilustrativo. La carta horaria corresponde a las 0 horas y 3 minutos del 1° de Diciembre de 1920, cuando Obregón fue investido como presidente de México con el lábaro patrio. La Luna en el signo de Leo y situada en la Casa XII, da al evento su carácter de solemnidad, de otorgamiento de dignidades y honores en un recinto privado, oculto a la vista pública. La Casa X que representa la proyección pública del evento, contiene al planeta Plutón elevado y en oposición con Venus. Esta es la misma combinación planetaria que antes hemos visto se encuentra en la carta natal del dirigente revolucionario como promesa de triunfo y elevación (Venus en ambas cartas en el signo ascensional de Capricornio). Pero aquí, la relación es inarmónica, crítica (una oposición), con inequívocos signos de confrontación (Plutón en la Casa X puede tenerse también como un presagio de muerte durante el ejercicio del poder). La promesa natal se ha concretado: Obregón es ahora el líder indiscutible de la nación, pero su realización está preñada de aciagos presagios. Nótese, por ejemplo, que Mercurio (el regente de la Casa X por Géminis), forma una amenazadora cuadratura con el ´planeta Neptuno situado en conjunción con la cúspide de la Casa XII (enemigos ocultos, conspiraciones, traiciones). La naturaleza del propio Neptuno confirma esos temores. La configuración, por consiguiente, anuncia los peligros que acechan el destino de Obregón como presidente, algo que
HOROCOPO NATAL (SOLAR)
(19 de Febrero de 1880)
TOMA DE POSESION
(1° de Diciembre de 1920)
habría de materializarse con su asesinato solo ochos años más tarde. También el regente de la Casa XII, el Sol, matiza dramáticamente este sector de la carta por su dominación (el signo de Leo) y por el único aspecto que tiene con Urano, una cuadratura, anticipando eventos sorpresivos, aciagos y dolorosos (Urano en Piscis). (De intenso dolor fue la escena que siguió inmediatamente al atentado que terminó con la vida de Obregón. Todos lloraban e injuriaban al asesino a quien estuvieron a punto de matar).
ASESINATO DE OBREGON
(17 de Julio de 1928)
Obregón cayó arteramente asesinado durante una comida en su honor efectuada en el restaurante “La Bombilla”, siendo ya presidente electo de México, por la mano fanática de José León Toral. Esto ocurrió el 17 de Julio de 1928, a las 2 horas y 20 minutos de la tarde (v, horóscopo anexo). El índice celeste de la Luna nos señala en esta carta con impresionante exactitud la acción siniestra y las circunstancias en que esta tuvo lugar, Su conjunción con Venus, planeta regente de la Casa XII (enemigos ocultos), constata el carácter artero de la acción homicida. Pero la Luna forma a su vez dos aspectos importantes: un trígono con Urano en la Casa V y una cuadratura
con la conjunción Marte–Júpiter en la Casa VI. Urano, en la casa relacionada con las diversiones (Casa V), da al acontecimiento el marco festivo en que se produjo, pero matizado de un factor sorpresivo (el propio Urano). La conexión directa de Urano con el planeta Mercurio en la Casa VIII (muerte), mediante una poderosa cuadratura, aclara la naturaleza siniestra de este factor imprevisible. Por otra parte, la cuadratura de la Luna con la conjunción Marte–Júpiter (una acción expansiva y violenta) viene a reforzar el carácter de las circunstancias representadas por Urano en la Casa V. Notemos ahora que la Luna se encuentra situada en la Casa IX y que en dicho sector está acompañada no solo por Venus, sino también por el Sol situado en su cúspide. La posición de la Luna en esta casa (relacionada con la trascendencia), da al evento su carácter trascendente, de amplias implicaciones sociales. También Venus, junto a la Luna, retrata un momento de convivencia, de intercambio y de solaz. La Casa IX está vinculada, al igual que el Sol ahí situado, con personajes distinguidos, dignatarios y jueces. Recordemos de paso que el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jesús Guzmán Vaca, era uno de los comensales situados a la diestra de Obregón. El Sol, regente de la Casa X (el escenario del evento, su proyección pública) se encuentra en Cáncer, signo relacionado con la alimentación y los restaurantes. Neptuno, en conjunción con la cúspide de la Casa X, es el testimonio de una situación confusa (la confusión creada en el momento del asesinato), de traición (los disparos fueron hechos estando Obregón de espaldas), de misterio y aun podría pensarse, de la música que en eses momento ejecutaba la orquesta (la canción popular “El Limoncito”). Recordemos, a este propósito, que los comensales al principio confundieron los disparos hechos por el asesino José León Toral con un efecto de la batería de la orquesta. Aurelio Manrique, amigo de Obregón, saltó sobre una silla y desde ahí arengó a los presentes: “Señores”, les dijo, “definitivamente es Obregón el símbolo de la Revolución. Ante su cadáver, todavía caliente, juremos todos que sabremos sacrificarnos y salvar a la Revolución Mexicana…” Y todos gritaron a una sola voz: “¡Viva Obregón!”.