A propósito de los actos terroristas del 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York que conmovieron al mundo civilizado, se han hecho algunas curiosas observaciones en las que se ha creído ver una relación significativa entre este deplorable acontecimiento y ciertas circunstancias coincidentes, pero sin ninguna relación causal con él. Así, por ejemplo, la fecha del ominoso ataque –11 de Septiembre– que corresponde al día 254 del año y cuya suma es también 11 (2+5+4 = 11). El primer avión en impactarse contra las torres gemelas fue el vuelo #11 que llevaba 92 personas a bordo (de nuevo: 9+2 = 11), y el segundo, el vuelo #77 –números gemelos– con 65 personas (otra vez, 6+5 = 11). Nueva York es también el onceavo estado de la Unión Americana. La designación New York City contiene 11 letras (como la palabra Afghanistan). Las dos torres gemelas, como es obvio, se pueden igualmente identificar por su figura con el número 11. La llamada telefónica al #911 (Septiembre 11 es asimismo 9/11) se utiliza, en los Estados Unidos, para reportar situaciones imprevistas de emergencia (su suma es de nueva cuenta 11: 9+1+1 = 11). Todo aquello que de algún modo parece vincular fenómenos o acontecimientos de la realidad sin una explicación causal entre ellos sino solo por una relación significativa, ha sido designado con el nombre de sincronicidad. La palabra fue adoptada por el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung para referirse a esta clase de correspondencias, frecuentemente observadas. Conviene distinguir en la sincronicidad dos aspectos esenciales: (1) el factor objetivo de los hechos o circunstancias que tienen lugar más o menos al mismo tiempo sin una relación causal que los vincule, y (2) el factor subjetivo por el que una persona los percibe no como meros accidentes aislados desprovistos de sentido, sino como acontecimientos que están relacionados significativamente. Esta conexión de significado los integra en unidades comprensibles, portadoras en muchos casos de un valioso mensaje existencial. De alguna manera, todos hemos podido experimentar en nuestra vida situaciones sincrónicas que ante la imposibilidad de atribuirles una relación causal son pronto desechadas como meras casualidades o coincidencias.
El método ancestral que permite construir un marco de referencia consistente para el aparente desorden de los acontecimientos humanos es la Astrología. Llamada antiguamente “madre de todas las ciencias”, la Astrología ha formado parte de muchas religiones en un intento por explicar el orden de los fenómenos naturales relacionándolos con el acontecer aleatorio de las experiencias humanas. Al vincular estas experiencias con el orden y la continuidad de los eventos celestes, la Astrología formula un lenguaje simbólico como medio necesario para establecer entre las dos series de fenómenos una correspondencia sincrónica. Jung se refirió por ello a la Astrología como un ejemplo de “sincronicidad en gran escala”. En los acontecimientos del 11 de Septiembre de 2001 podemos encontrar una constatación sorprendente del valor sincrónico de la Astrología. La carta astrológica (mapa celeste) correspondiente al cielo de Nueva York en esa fecha, erigida para el momento exacto de la acción terrorista –8 horas con 48 minutos, A.M., hora del Este–, cuando el primer avión suicida se impactó contra una de las torres gemelas de Manhattan, contiene una réplica sincrónica de esa acción terrorista. A continuación dicha carta:
CARTA HORARIA
Atentado Terrorista. Nueva York, 11 de Septiembre de 2001, 8:48 A.M.
De acuerdo con la Astrología, la carta astral que corresponde al momento preciso en que un acontecimiento tiene lugar (llamada carta horaria), reproduce en forma simbólica todos los aspectos que son significativos en dicho evento (su naturaleza, sus causas, sus consecuencias, su probable desarrollo, etc.). En una carta horaria, la posición de la Luna (el cuerpo celeste de más rápido desplazamiento) es determinante, pues sintetiza al primer examen la acción del momento, es decir, su manifestación existencial más evidente. En la carta del atentado en Nueva York, encontramos al satélite terrestre en el signo zodiacal de Géminis, el signo que identifica a los gemelos, y en este caso particular, a las dos torres gemelas. Géminis está relacionado asimismo con los medios de comunicación, los desplazamientos y el comercio. En el trágico evento participaron 4 naves aéreas, dos de las cuales destruyeron precisamente los edificios del Centro Mundial de Comercio. Situada la Luna en la Casa IX –uno de los 12 sectores en que toda carta astral se divide–, su posición confirma el significado referido, ya que dicho sector se relaciona asimismo con el comercio internacional. La Luna tiene un solo aspecto de oposición -180°- (los aspectos se refieren en Astrología a relaciones angulares significativas entre los cuerpos celestes), con el planeta Marte, relacionado este con las manifestaciones agresivas y violentas. El aspecto de oposición confirma ese significado. Marte está situado en la Casa III, un sector de la carta vinculado también con los medios de comunicación y de transporte. La posición de Marte en esta casa es habitualmente un indicador de alguna acción violenta en dichos medios (colisiones, accidentes, etc.), lo que de nuevo resulta enfatizado en la carta por su aspecto de oposición con la Luna. Recordemos, además, que las 4 naves usadas en el ataque eran en realidad medios de transporte de pasajeros. Capricornio, el signo zodiacal en que se encuentra Marte, se relaciona en la Astrología con las alturas y sitios elevados, como cimas, montañas, y también torres.
A los signos del zodíaco se asigna en Astrología un planeta regente, es decir, un planeta que los “gobierna”. A Géminis –signo en que se encuentra la Luna–, lo gobierna el planeta Mercurio. Esta relación de dominio es importante porque ofrece nuevas implicaciones cuando se examina la posición que a su vez ocupa el planeta regente. Proporciona una orientación sobre los determinantes que condicionan la acción del momento representada por la Luna. Mercurio es el planeta de la planeación y la estrategia y lo encontramos situado en conjunción (0°) con el Ascendente de la carta (Casa I), confirmando la expresión dinámica y abierta de una actividad estratégica conectada directamente con los medios de comunicación, en este caso naves aéreas por hallarse Mercurio en Libra, un signo de aire.. Este planeta es a su vez regente del signo de Virgo, situado en la Casa XII, el sector más peligroso de un horóscopo por estar relacionado con los enemigos ocultos y las acciones secretas. Nos explica, pues, la procedencia de la acción que está teniendo lugar y su planeación encubierta. También la presencia del Sol en la cúspide de esta misma Casa XII indica la presencia de un liderazgo que se mantiene oculto detrás de los escenarios. La cuadratura (90°) de Mercurio con Júpiter es un aspecto de desproporción o exageración. El primero rige la Casa IX (por Géminis) y el segundo la Casa III (por Sagitario), sectores que forman en el horóscopo el eje del entendimiento y de la comprensión. Implica desequilibrio mental, irracionalidad, desproporción en las ideas. El pensamiento fundamentalista es una manifestación clara de esta combinación astrológica inarmónica. ¿Y qué decir de las dominaciones ejercidas a su vez por la Luna y Marte? La Luna, que como antes dijimos interpreta la acción del momento, gobierna el signo de Cáncer situado en la carta horaria en la Casa X, el sector relacionado con los eventos públicos y los acontecimientos espectaculares que tienen lugar a la vista de todos y alcanzan repercusión pública. Marte, a su vez, es el regente del signo de Aries que encontramos situado en la Casa VII, sector que identifica a las asociaciones. Esto sugiere que la acción violenta representada por el planeta Marte está conectada con grupos o sociedades que pretenden el control y el poder (atributos asimismo del signo de Capricornio en el que se encuentra Marte).
Existen otras indicaciones importantes en cuyo detalle no podemos entrar aquí, pero que los conocedores de la Astrología pueden verificar. Plutón, por ejemplo, vinculado con las acciones de máxima violencia –en este caso la acción terrorista que es el significado explícito del evento–, situado también como Marte en la Casa III, relacionada como hemos dicho con los medios de comunicación.
La distribución general de los planetas de la carta muestra un desequilibrio excéntrico: dos tercios de la circunferencia están ocupados por la totalidad de los planetas en tanto que el tercero permanece vacío (distribución conocida como formación locomotive en Astrología). Significa gran dinamismo y un poderoso impulso a la acción. El evento puso de manifiesto, en efecto, una acción poderosamente dinámica de un impacto excepcional. El planeta inicial de la distribución (Saturno) –en el sentido de las manecillas del reloj–, marca el inicio del acontecimiento, y el planeta final (Urano), sus consecuencias. En su perspectiva motivacional, Saturno se vincula negativamente con las posturas vindicativas, rígidas y opuestas al cambio. El evento comienza con una acción violenta basada en una estrategia impositiva (el secuestro de las naves aéreas), como claramente lo indica la oposición del Saturno con Plutón. Urano, situado al final de la distribución, es por el contrario un símbolo astrológico del pensamiento avanzado, de la libertad y de las transformaciones creativas. La naturaleza de estas cualidades viene enfatizada por la posición del planeta en el signo de Acuario, que confirma la apreciación sobre las consecuencias del evento expresadas en una respuesta condenatoria generalizada y de solidaridad humana frente a la atrocidad de la acción terrorista.
.